La vendimia por definición es la recogida de las uvas. Pero, cuando hablamos de ella, lo hacemos para referirnos al inicio del proceso de elaboración del vino.
¿Lo conoces? ¡Empecemos por el principio!
La vendimia se realiza de forma anual, es el tiempo que necesitan la mayoría de las viñas para volver a tener frutos.Como con cualquier otra planta necesitan cuidados, y dependen mayoritariamente del clima, la situación geográfica y las características del suelo. Es por ello que, durante todo el año los viticultores se encargan de analizar, revisar y cuidar cada una de las viñas de sus viñedos. De esta forma, las Bodegas se aseguran todo lo posible la calidad de sus uvas, y por consiguiente, de sus vinos.
Este trabajo se intensifica los meses previos a la vendimia, con el objetivo de conocer el grado de maduración de la uva en todo momento. ¿Por qué es tan importante? Porque es él, el que indica el inicio de la vendimia.
Una vez alcanzado ese punto óptimo de maduración, empieza la recogida de los racimos. Si la vendimia se realiza de forma manual, se cortan uno a uno, con tijeras o navajas específicas y se colocan cuidadosamente en cajas de plástico de diferentes tamaños (con una capacidad de entre 15 y 40 kg) para ser trasportadas hacia la Bodega.
Es importante, realizar el corte en el lugar correcto para no dañar la viña y evitar que las uvas se separen del racimo. Lo mismo ocurre can la capacidad de las cajas, cuanto mayor sea, más probabilidades hay de que se dañen algunos racimos y se produzcan mermas importantes.
Una vez en Bodega, llega el turno de los procesos de selección, despalillado y estrujado antes de la maceración y la fermentación alcohólica. Este sería el proceso de elaboración del vino en líneas generales, aunque es diferente en función del tipo de vino (blanco, tinto, rosado o espumoso, joven, reserva, crianza, etc.) y por supuesto, del método personal de cada Bodega.