Empecemos por la diferencia más evidente, el Albariño es un vino elaborado con dicha variedad de uva y los vinos de ribeiro son los producidos bajo la Denominación de Origen gallega más antigua, la DO Ribeiro.
Es decir, estamos hablando de un tipo de uva específica y de los vinos elaborados bajo las normas de una Denominación de Origen. Es como mezclar churras con merinas…¿Lo sabías?
Seguramente se te habrá iluminado la mente al leerlo pero, en tu defensa te diremos que es bastante común compararlos aunque a priori, hablemos de dos cosas distintas.
Esto se debe a que solemos asociar los vinos de Ribeiro a vinos blancos, como tenemos claro que los vinos Albariño también son vinos blancos y que ambos se producen en Galicia, pues por ahí es de donde puede venir la costumbre de pensar que hablamos de dos tipos de vinos blancos. Pero, tenemos que aclarar que en la DO Ribeiro también se producen vinos tintos, rosados y espumosos, aunque suponen alrededor del 10% de la producción total.
Otra diferencia es el tipo de uva con la que están elaborados estos vinos. En general podemos resumirlo en dos variedades, la uva Albariño y la Treixadura para los Ribeiro. Aunque en estos últimos, hay una gran variedad de uvas blancas que se suelen combinar para conseguir diferentes vinos. Cierto es que la reina es la Treixadura y sus amigas del reino son Torrontés, Godello, Loureira, Lado o Caiño blanco.
Así que otro elemento que los diferencia es el hecho de que para los albariños la tendencia es hacia los vinos monovarietales, es decir, un 100% Albariño, y en los Ribeiro se suelen buscar coupage únicos combinando las principales variedades de uvas.
También tienen una trayectoria histórica diferente. El Ribeiro empezó como el vino que usaban los emperadores romanos en las fiestas y eventos. Luego una comunidad judía de ingleses, asentados en Ribadavia se convirtieron en grandes consumidores y los exportaron al norte de Europa. Hasta que en el año 1942 el Ribeiro cruzó el charco con Cristobal Colón, convirtiéndose en el primer vino español en América.
La historia del Albariño, no es tan sonada salvo el hecho de que los monjes del Monasterio de Armenteira guardaron durante siglos el secreto para una perfecta elaboración de este vino. Hasta que en los años 60 se lo confesaron a Juan Requena. Un profesor del inem que ha contribuido a que, en pocos años, se haya convertido en uno de los mejores vinos blancos del mundo. ¡Ah! El secreto de la época era controlar la fermentación.